En un evento sin precedentes para la infraestructura energética española, la central hidroeléctrica de Aldeadávila demostró su capacidad para restablecer el suministro eléctrico tras una interrupción generalizada. Aunque el apagón del 28 de abril fue inesperado, las pruebas periódicas realizadas por el equipo técnico permitieron enfrentar con éxito este desafío. Ubicada estratégicamente entre Salamanca y Portugal, esta instalación no solo conecta España con Francia a través del río Duero, sino que también aseguró la reactivación rápida del sistema eléctrico nacional.
Detalles del Simulacro y su Importancia
En un otoño dorado, cuando los árboles cercanos a la presa comenzaban a perder sus hojas, la central hidroeléctrica de Aldeadávila llevó a cabo un ejercicio crucial. En diciembre pasado, bajo la supervisión de Ramón Delpuy, jefe de generación Duero Iberdrola, se realizó un simulacro clave donde la planta quedó completamente desconectada de fuentes externas de energía. Este entrenamiento resultó invaluable al momento de enfrentar el apagón real ocurrido semanas después.
El día fatídico, el personal trabajó incansablemente durante más de 24 horas hasta que todo volvió a la normalidad. Clodoaldo Rodríguez, jefe de la central, destacó que aunque hubo cierta tensión inicial, el conocimiento previo y los ensayos facilitaron el proceso. Las centrales Aldeadávila I y II, ambas accesibles mediante túneles excavados en la montaña, cumplieron un papel vital gracias a su capacidad de autogeneración.
Situada en territorio compartido entre España y Portugal desde 1927, esta central forma parte de un complejo sistema binacional. Con una potencia total de 1.242 MW, es capaz de abastecer a más de 700.000 hogares mientras contribuye significativamente a la reducción de emisiones de CO2.
Inspiración y Reflexión
Desde la perspectiva de un periodista, este caso subraya la importancia de la preparación constante ante posibles emergencias. Si bien ningún sistema puede garantizar la invulnerabilidad absoluta, la experiencia acumulada en simulacros como los realizados en Aldeadávila permite minimizar riesgos y responder eficientemente cuando ocurre lo imprevisto. Además, resalta la necesidad de mantener una red energética diversificada donde cada fuente juegue su papel específico.